Una semana más
Hace tiempo que no pongo palabras sobre este blog. El tiempo fluye como un torbellino y además no tengo cosas anecdóticas ni observaciones curiosas sobre lo que escribir, por tanto prefiero no hacerlo. Sin embargo hoy quiero contar mi semana a modo de ejemplo, es la secuencia en la que me muevo los últimos meses.
Tras una reorganización de mi equipo de trabajo que ha traído choques emocionales y que he tenido que ir apaciguando con vaselina estimuladora durante el lunes, martes y miércoles en Sant Cugat, volví el miércoles por la noche a Madrid y para ponerme a preparar un trabajo que tenía que exponer en clase del viernes. Jueves desde las siete a.m. de nuevo laboralmente intenso, y cuando digo laboralmente intenso significa para mí que miras la hora al llegar y no la vuelves a mirar hasta que te percatas de que te quedan 10 minutillos para comer e irte pitando en la motillo para tener una clase de doctorado de cuatro a nueve. Jueves noche, esos canallas llamados Mstislav y Wirtnanen me pervierten una vez más y acabo saliendo de casa de Wirtanen más allá de la una con 750 cl de Toro, Navarra y Rioja mezclados en mi organismo y whiskito de propina para rematar. Viernes, gracias a Dios sin resaca, a las 7 de nuevo en la oficina y un chorro de mails de la tarde anterior con decisiones que tomar y cuestiones a las que contestar. Viernes a las diez estampida hacia Guadarrama, cita con decorador y su jefe de obras. De vuelta a las 12 en la oficina. Otra vez 10 minutos para comer y a las cuatro de nuevo en clase hasta las nueve, ducha veloz y a las diez de la noche cena con JyT: Savignon Blanc y sushi para compartir en una velada interesante pero con claras señales de agotamiento. Sábado: Nueve de la mañana de nuevo en clase, salgo a las dos, cañita con CB, lunch con RM y por fin cama de sobremesa.
Tras una reorganización de mi equipo de trabajo que ha traído choques emocionales y que he tenido que ir apaciguando con vaselina estimuladora durante el lunes, martes y miércoles en Sant Cugat, volví el miércoles por la noche a Madrid y para ponerme a preparar un trabajo que tenía que exponer en clase del viernes. Jueves desde las siete a.m. de nuevo laboralmente intenso, y cuando digo laboralmente intenso significa para mí que miras la hora al llegar y no la vuelves a mirar hasta que te percatas de que te quedan 10 minutillos para comer e irte pitando en la motillo para tener una clase de doctorado de cuatro a nueve. Jueves noche, esos canallas llamados Mstislav y Wirtnanen me pervierten una vez más y acabo saliendo de casa de Wirtanen más allá de la una con 750 cl de Toro, Navarra y Rioja mezclados en mi organismo y whiskito de propina para rematar. Viernes, gracias a Dios sin resaca, a las 7 de nuevo en la oficina y un chorro de mails de la tarde anterior con decisiones que tomar y cuestiones a las que contestar. Viernes a las diez estampida hacia Guadarrama, cita con decorador y su jefe de obras. De vuelta a las 12 en la oficina. Otra vez 10 minutos para comer y a las cuatro de nuevo en clase hasta las nueve, ducha veloz y a las diez de la noche cena con JyT: Savignon Blanc y sushi para compartir en una velada interesante pero con claras señales de agotamiento. Sábado: Nueve de la mañana de nuevo en clase, salgo a las dos, cañita con CB, lunch con RM y por fin cama de sobremesa.
2 Comments:
At 7:43 a. m., Anónimo said…
Me alegro de que vuelvas a contarnos cosas, aunque sean realmente estresantes.
Menos mal que tú nunca te estresas.
Un abrazo.
At 7:44 a. m., Anónimo said…
El de antes era yo, JP.
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