Cocaína

Me da lastima la permisividad con la que en España se aproxima a las drogas y cuando digo permisividad me refiero a esa normalidad que especialmente en las generaciones jóvenes y medianas le dan por ejemplo a la cocaína. Al final todo es un asunto de formación pero cuando la educación que recibimos es escasa o se acaba relativizando como es el caso actual la cocaína se convierte en una cuasi normalidad social y nos trae como fruto ser el país europeo que más cocaína consume. Cuando era pequeño pasaba mucho tiempo en la calle y en la plaza de Arguelles había muchísimos drogadictos de heroína pero siempre sabíamos por nuestros padres y por la evidencia de ver esos cuerpos completamente defenestrados arrastrados sobre el suelo que eso era algo absolutamente prohibido. Relatividad cero en el asunto. Y es que lo peor de las drogas independientemente de las secuelas físicas es que destruyen nuestro sistema inmunológico emocional si así pudiera llamarse a la capacidad para sacarle brillo a la vida por si misma y a apreciar y descubrir la variedad de cosas buenas que tenemos alrededor. La única virtud racional que encuentro en las drogas es cuando ya no tienes espacio para afrontar la vitalidad, cuando puedas estar vacío de esperanzas e ilusiones de manera irrevocable, sólo entonces para mi podría tener sentido. Yo por el momento prefiero narcotizarme con alguna cantata de Bach o la ingesta de un buen espárrago.