Mayores, menores, ...
Reconozco que ni yo ni mi santa sabemos tratar a los niños pequeños y menos a los padres en relación con sus hijos. Unos familiares han venido de EEUU con sus niños a Madrid para pasar unas vacaciones. Para que su estancia les sea más agradable les hemos dejado nuestro apartamento y nosotros hemos adelantado nuestro traslado estival a la sierra. Cuando llegamos al apartamento y vemos la frenética actividad de los dos infantes preferimos salir pitando y esconder la cabeza en el suelo antes que decirles a ellos o a los padres algo. En este tipo de situaciones estás justo en la frontera entre lo emocional y lo racional y es como lanzar una moneda al aire y no saber en que lado va a caer. Nunca sabes si la reacción va a ser negativa, ni sabes como has de medir tus palabras aunque lo que realmente me gustaría decir es algo así como, “¿podrías decirle a tu querido pequeñazo que deje de realizar boquetes sobre mi pared?”. Exagero en el ejemplo pero más de uno me entenderá. Y si nadie me entiende es que soy un pájaro raro que también puede ser.