Ahorros

No es ser alarmista, es ser realista. Si la gente que no tiene ahorros lo va a pasar mal por las subidas de inflación aquellos que los tienen tampoco saldrán muy felices de la situación que tenemos ya que en esta tesitura es casi imposible proteger los ahorros de la que se nos viene encima. El que tiene su patrimonio invertido en dinero sufrirá porque la inflación se comerá el valor de su dinero, es decir que cada día que pasa tu dinero podrá comprar menos cosas. El que tenga su dinero invertido en inmuebles sufrirá porque es evidente que vamos a tardar tiempo en que las casas dejen de perder valor. El que tenga su dinero invertido en bolsa va a continuar viendo como los índices poco a poco caen aunque posiblemente pueda ser la mejor opción de cara a protegerse de cara a la inflación sobre todo si uno confía en los dividendos. Y finalmente el que tenga su dinero metido en bonos del estado estará sufriendo con las subidas continuadas de tipos de interés. ¿Qué salidas les queda a los ahorradores? Pues con esta situación pocas por no decir ninguna.

Otra etapa II

Como es constante que mis queridos familiares y amigos me pregunten sobre si me han llamado para trabajar alguna de las entidades para las que me he entrevistado voy a escribir sobre mi situación:

No, no me han llamado. La situación es lenta. La economía no va bien, va a mal y cada vez peor y en este contexto las empresas se piensan mucho, muy mucho las nuevas contrataciones. Sé que en los dos procesos en los que estoy metido siguen vivos y sé que seré la persona a contratar si es que finalmente se contrata a alguien. Una vez dicho esto, decir que estoy tranquilo. Del trabajo, echo de menos el enlace social que te proporciona pero el torrente de ocio que tengo me permite disfrutar mucho de la vida y si no fuera así sería un majadero o tendría un problema. Por tanto querido y querida, no te preocupes por mí, estoy bien, soy feliz y aprovecho mucho mí tiempo. Os mantendré informados.

Una de salmones

Ayer fui a Pescaderías Coruñesas, mi cuñado venia a casa a comer y quería preparar un plato de pescado. En Coruñesas vi un salmón fresco que tenia un aspecto señorial y sin pensármelo dos veces le pedí al dependiente que me troceara en dados una pieza de kilo. El precio del kilo estaba a 9 euros y no sé si es barato o caro porque no suelo comprar salmón muy a menudo por no ser mi pescado preferido, pero quise comprobar que diferencia tendría con el congelado de la tienda DIA que está al lado. A veces me gusta curiosear este tipo de cosas, como buscando aberraciones o exageraciones, que no se si vienen por deformación economicista o por simple curiosidad culinaria. Cuál será mi sorpresa cuando descubro que el congelado de DIA esta a 12 euros el kilogramo, o sea, la mejor pescadería de Madrid tiene el salmón fresco un 25% más barato que el congelado de la tienda más barata. Aberración localizada.